De Antena 3 a YouTube

En apenas dos semanas Antena 3 ha cumplido 25 años y YouTube ha cumplido 10. Ambas compañías representan la rápida evolución del mundo del vídeo en los últimos años. Analizamos ambos aniversarios y trataremos de ponerle cara al futuro del vídeo: ¿televisión, Internet o ambos?

25 de enero de 1990: nace Antena 3

El 25 de enero de 1990 nacía Antena 3, el primer canal de televisión privado de España. Se trataba de un hecho histórico, al suponer la llegada a los televisores de los españoles de un nuevo modelo de televisión: comercial, enfocado al entretenimiento y de capital privado, por lo que no respondería a hipotéticos intereses políticos y, en cualquier caso, era un negocio, no un servicio. En su accionariado estaban algunas de las empresas españolas más importantes de la época, casi una decena de medios de comunicación, bancos, compañías extranjeras… Había mucho en juego para un negocio que abriría las puertas del modelo de funcionamiento empresarial que Internet ha popularizado hasta hacerlo habitual: regalar un producto a los usuarios a cambio de insertar publicidad en él… ajustada a los intereses de esos usuarios. ¿Quién iba a pensar en 1990 que regalar algo sería rentable? El tiempo ha dado la razón a ese modelo, empezando por la propia Antena 3.

Apenas unos meses después llegaron las demás: Telecinco y Canal +, este último con un modelo híbrido de emisiones de pago y en abierto, a razón de 6 horas diarias en abierto y el resto bajo suscripción. Era la llegada, a su vez, de la televisión de pago a España: pagar una cuota mensual por consumir productos premium. ¿Quién iba a pensar a principios de los años 90 que alguien iba a pagar por ver antes que nadie series, películas o eventos deportivos sin pausas publicitarias? El tiempo también ha dado la razón a ese modelo, aunque su evolución muestre altibajos que analizaremos más adelante.

Los consumidores se acostumbraron, por tanto, a la televisión privada, que en poco tiempo consiguió hacerse un hueco entre los españoles gracias a un equilibrio casi perfecto entre entretenimiento familiar e información sin condicionantes políticos, o al menos sin el peso que supone tener capital 100% estatal y políticos o emisarios políticos en los principales despachos.

Cierto es que lo privado no ha sido rosa en todo momento. En el caso de Antena 3 su capital ha variado de propietarios a lo largo de estas dos décadas y media: desde grupos multimedia españoles como Grupo Zeta hasta operadoras de telecomunicaciones como Telefónica han sido propietarios de todo o parte del capital de la compañía, que durante una época estuvo incluso en manos extranjeras, demostrando la creciente importancia de la globalización en el capital de los medios de comunicación.

Actual logo de Antena 3 (Vertele)
Actual logo de Antena 3 (Vertele)

Al margen del dinero, Antena 3 ha ido buscando su sitio a lo largo de estos años: si durante sus inicios era un canal familiar, años después, y debido a la encarnizada lucha con Telecinco por lograr las mejores audiencias, su modelo se basó en la televisión «rosa» y polémica. El caso es que no consiguió igualar a su principal rival y decidió, hace pocos años, migrar su modelo hacia, de nuevo, la televisión inclusiva, blanca y familiar. Fue uno de los mayores aciertos que ha podido lograr un medio de comunicación en España en los últimos años, ya que su audiencia se incrementó considerablemente, su imagen mejoró y sus contenidos sentaron precedente: concursos familiares, series de producción propia líderes en el mercado nacional y con explotación internacional bajo un modelo estadounidense de creación de un canal de series en América, eventos deportivos de primera magnitud, renovación en informativos (aquí, sin embargo, resultando de la innovación una especie de «show» informativo con planos imposibles, aunque un nuevo precedente por haber sido imitados en otras emisoras)… Por no hablar de la TDT, donde desde el primer momento aprovecharon sus licencias para crear canales sectoriales enfocados a distintos públicos: Neox (infantil y joven), Nova (femenino) y Nitro (masculino). Tres marcas diferentes como satélites del canal principal, demostrando de nuevo el acierto de los directivos del canal por innovar, aunque decisiones políticas y judiciales terminasen con Nitro tiempo después.

Y es que de innovación Antena 3 nunca ha andado escasa: si bien al principio, como todos, fueron reticentes a entrar en la Red con todas las consecuencias, el paso hacia modelos digitales fue progresivo, pero acertado. Hasta la llegada de Atresplayer, el hub digital de emisiones en directo y productos a la carta (donde innovaron con Nubeox, una plataforma de televisión de pago a través de Internet o con el mantenimiento del extinto Xplora como canal exclusivamente digital en la Red – y gratis – durante unos meses) se atrevieron con Antena 3.0, un intento por hacer multiplataforma sus emisiones aportando contenido adicional en aplicaciones móviles y por aglutinar bajo su poder el llamado share social. Aunque no tuvo mucha acogida, seguro que aprendieron para el futuro.

En la actualidad, y tras haber conformado el grupo Atresmedia tras la fusión con laSexta y la reorganización del dividendo digital, Antena 3 afronta los peligros que sufre la televisión en su conjunto: fragmentación de las audiencias, potenciación de la televisión de pago por la bajada generalizada de precios y la Red pisando los talones con nuevas realidades como Netflix, donde Antena 3 podría plantar cara con su Nubeox en cualquier caso…

Mientras tanto, el negocio está suficientemente diversificado en radio, prensa escrita, cine y televisión dentro y fuera de España (es de los únicos canales con versión internacional, y accionista de aventuras empresariales como ¡Hola TV!, de la famosa revista de crónica social, así como propietaria del ya citado AtresSeries, un canal a lo FOX o Syfy para emitir en el extranjero la mejor producción propia del canal español).

No sabemos qué pasará de aquí a unos años con Antena 3 y el resto de emisoras privadas. En cualquier caso, el futuro parece que lo marcarán plataformas como YouTube…

14 de febrero de 2005: nace YouTube.

Un grupo de amigos utiliza la incipiente tecnología móvil, basada en aparatos fáciles de utilizar y de reducido tamaño, con espacio casi infinito para almacenar los outputs que genera, y decide que es el momento de compartir ese producto. ¿Cómo? Hablamos de 2005, cuando Facebook sólo existía en Harvard y algunas universidades más de Estados Unidos (aunque ese mismo año se abriría al mundo), la mayoría de los móviles todavía no incluían cámaras (los más avezados tenían aquellas VGA de nula calidad) y el Messenger era el único chat que utilizábamos (¿WhatsApp? ¿Qué es eso?). Estos amigos, sin embargo, se anticipan: comparten su vídeo en una web que crean a tal efecto, YouTube. El mecanismo es sencillo: subes tus vídeos y permites que otros los vean.

YouTube registra su dominio el 15 de febrero de 2005. La plataforma es fundada por Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim, tres amigos que se conocieron mientras trabajaban en PayPal. El 23 de abril (¡día del libro!) se publica en la web el primer vídeo de la historia de YouTube, «Me at the zoo» («yo en el zoo»).

Aunque hay discrepancias sobre la idea original de la web (unas teorías dicen que la idea era crear un sitio web como el que, curiosamente, también buscaba Marck Zuckerberg al fundar Facebook: ¿Hot or Not? Es decir, un sitio web para votar el físico de los compañeros de estudios, generalmente, basado en un popular concurso que se hace en algunas universidades estadounidenses), los creadores de la web observaron que la gente colgaba cualquier tipo de vídeo en su plataforma, y que esos vídeos empezaban a salir de la propia web y eran enlazados en servicios como mySpace (la red social más importante de aquel momento). El tráfico crecía de manera exponencial, y YouTube cada vez diversificaba más su contenido, aplastando a cualquier atisbo de competencia, como el propio Google Video…

Y es que Google, fiel a su principio de estar a la vanguardia, observó en el vídeo digital un importante negocio. Así, y tras fracasar en su intento de plantar cara a YouTube, a aquellos chavales, decidió comprar en octubre de 2006 la plataforma por más de 1.600 millones de dólares, en una operación económica que en aquella época nos pareció una salvajada por la cifra que se puso encima de la mesa, y que la realidad, sin embargo, ha dejado como una anécdota al lado de compras como las de WhatsApp (16.000 millones de dólares en 2014) o Skype (8.500 millones de dólares en 2011), según el ránking de las mayores compras en el sector tecnológico hasta la fecha.

La llegada de Google supuso una verdadera revolución: mejora generalizada en el servicio, nuevas opciones, traducción a varias decenas de idiomas, subtítulo de vídeos, creación de subservicios como Vevo (para música), embebido de vídeos, perfiles de usuarios, contenido de pago… Además, la gente empezó a ganar dinero con sus vídeos gracias al programa YouTube Partners, que paga a los usuarios con más reproducciones, creando una profesión llamada «youtuber», consistente en vivir, literalmente, de colgar vídeos en YouTube (y bastante bien, ya que algunos youtubers ganan cientos de miles de dólares al año). Al margen de eso, algunos artistas han amasado verdaderas fortunas gracias a colgar sus canciones en YouTube, como es el caso del rapero coreano PSY, quien ganó en 2013 unos 8 millones de dólares gracias a tener en la plataforma el vídeo más visto de la historia, con más de 1.000 millones de reproducciones en aquel momento (ahora ya supera los 2.000 millones de visitas, siendo, todavía, el vídeo más visto de la historia del portal, cuyos primeros puestos copan también otros cantantes).

En la actualidad, YouTube es el tercer sitio web más visitado del mundo, sólo por detrás de Google y Facebook, acorde con los datos de Alexa.

Ahora bien, ¿es YouTube el futuro del mundo del vídeo? Está claro que es el presente, ya que ha conseguido arrastrar a todas las empresas involucradas en ello (televisiones, discográficas, agencias de noticias…). YouTube se ha convertido en la casa del vídeo más grande del planeta, con más de 1.000 millones de usuarios, más de 300 nuevas horas de vídeo por minuto subidas a la plataforma y un millón de anunciantes en los 75 países en los que opera, acorde a las estadísticas que ofrece la propia web.

Está claro que el futuro de la televisión pasa por la Red, que permite, gracias a la mejora de las infraestructuras y al creciente incremento de ancho de banda (y no digamos ya con la fibra óptica) emitir canales en alta definición con todo tipo de opciones a un coste ínfimo. La cuestión es: ¿existirá de aquí a 10 años la televisión a través de la antena tradicional o será todo, incluso los canales gratuitos, a través de Internet? ¿Seguirán teniendo razón de ser las antenas parabólicas? ¿Coexistirán los modelos tradicional y digital, como sucede, hasta ahora, con otros sectores?

Es necesario prestar atención a este fenómeno. YouTube no es un canal de televisión, pero algunas empresas, y dado que permite la emisión en streaming, han creado canales de televisión a través de YouTube, demostrando que bien podría ser una plataforma digital de televisión, además de un servicio a la carta con millones de posibilidades.

El futuro… está por llegar. Aunque ya esté aquí.

Con información de:

http://es.wikipedia.org/wiki/YouTube

http://es.wikipedia.org/wiki/Antena_3

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