Vía Cultura de Red.- A lo largo de la historia hemos podido apreciar la definición sobre “opinión” de los grandes filósofos, como Platón, Gorgias de Leontini, Aristóteles, Kant, Rousseau, etc. Desde una perspectiva más actual, considero que: “Opinión significa decir o pensar una idea de algo o tener un concepto de alguien, descrito razonada y subjetivamente”.
Definir la opinión pública es referirse a una expresión de los pensamientos de la población en general sobre un tema en particular. Así, en lugar de decir ‘la opinión de Juan» o «la opinión de María», decimos «opinión pública» con el fin de representar a una opinión común o popular sobre un tema en particular. La opinión pública se ve reflejada en las encuestas (de opinión). Por ello, la opinión pública es una herramienta útil en la política y se utiliza a menudo para referirse a cuestiones de interés para la sociedad. Puede ser utilizado para tratar un tema fiscal (como el déficit presupuestario), un problema social (como las prestaciones sociales o la inseguridad ciudadana). En las sociedades democráticas, los políticos prestan especial atención a la opinión pública, dado que el público juega un papel crucial en la toma de decisiones políticas y puede inclinar la balanza de un candidato a favor de otro en época electoral.
Impacto de las tecnologías digitales en la opinión pública
Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) han impactado en todo el ecosistema mediático y por consiguiente también en el entorno de la opinión pública que, al mismo tiempo, constituye la audiencia de los medios de comunicación. Las Tecnologías de la Información y Comunicación, abanderas por Internet, representan el paradigma de esa influencia. Las redes telemáticas han encontrado en la opinión publica su elemento más activo, dado que el uso masivo de las TIC genera una masa crítica de interés ciudadano que es explotado por los creadores de los medios tecnológicos.
En 2002, el periodista y director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet dio una conferencia en Venezuela que tituló: El Quinto Poder. El argumento esgrimido era que la mundialización es también la mundialización de los medios de comunicación masiva, de la comunicación y de la información. Los grupos de comunicación se han convertido en megagrupos cada vez más preocupados por preservar su gigantismo, razón por la cual les obliga a cortejar a los otros poderes. Estos grandes grupos han dejado de actuar como un contrapoder a los otros poderes por lo que ya no se proponen ser un “cuarto poder” ni denunciar los abusos contra el derecho, ni corregir las disfunciones de la democracia para pulir y perfeccionar el sistema político. Más aun, si llegado el caso, los grupos multinacionales constituyeran un “cuarto poder real”, éste se sumaría a los demás poderes existentes -político y económico- para aplastar, como poder suplementario y poder mediático, a los ciudadanos.
En este contexto, según Ramonet, la cuestión cívica que se nos plantea de ahora en adelante es: ¿Cómo reaccionar? ¿Cómo defenderse? ¿Cómo resistir a la ofensiva de este nuevo poder que, de alguna manera, ha traicionado a los ciudadanos y se ha pasado al enemigo? Es necesario, decía, crear un “quinto poder”. Un “quinto poder” que nos permita oponer una fuerza cívica ciudadana a la nueva coalición dominante. Un “quinto poder” cuya función sería denunciar el superpoder de los medios de comunicación, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización liberal.
Pero, ¿como plantar cara a los megagrupos de comunicación? ¿Qué armas podrían tener ese Quinto poder emergido en el seno de los ciudadanos? El concepto Quinto Poder ha tenido respuesta, en los años siguientes, con el surgimiento de los medios tecnológicos como los blogs y las redes sociales. Estas tecnologías han dado voz a los sin voz, han dado palabra a los sin palabra. Es decir, las TIC, representadas por los blogs y otros medios sociales, se han constituido en elementos imprescindibles en la opinión pública convertida en Quinto poder que anunciara Ramonet en 2002. Hoy, la opinión pública ejerce gran influencia a través de las TIC, representada por Internet y todos sus recursos y herramientas. No existen sociedades democráticas que no tengan acceso a las tecnologías de la información, por lo que en mayor o menor medida, estas utilizadas bajo el concepto DiY (Do it Yourself) por la opinión pública ejercen influencia ante los gobiernos y otros estamentos.
La opinión pública y los medios interactivos
En los tiempos actuales, la opinión pública a la que llamamos usuarios, se ha modificado considerablemente en distintos aspectos, fagocitada por las tecnologías de la información digital e interactiva. La interactividad, como tecnología disruptiva, ha generado un modus operandi por parte de la opinión pública. Por ejemplo, respecto a los medios y periodistas, el público ya no se conforma con aceptar las noticias que publican los periódicos. Ahora accede a cualquier tipo de información y además la contrasta. Y cuando encuentra algo que no es verdad, lo dice y su voz es escuchada a través de los medios sociales, que dependiendo de la magnitud del hecho, se viraliza rápidamente a través de estos mismos medios.
Los “trolls” y la opinión pública.
Primero, una aclaración sobre los “trolls”. El término se usa frecuentemente para desacreditar una posición contraria bajo el argumento ad hominem. Los trolls son desestabilizadores. Decir que alguien es un trol significa hacer suposiciones sobre sus motivos que pueden no ser correctas. Los “trolls” difunden mensajes sin contrastar si es verdad o no. Su intención radica en expandir rumores sobre cuestiones, subjetivas, que creen pueden alcanzar cierto grado de importancia en la red. En mi opinión, utilizan una estrategia quijotesca “Los perros ladran Sancho, señal de que avanzamos”. Es decir, no importa que la gente hable bien o mal del mensaje difundido. Lo importante es que hablen.
Con este objetivo, los mensajes (emitidos por “trolls” en su mayoría, anónimamente) controvertidos tienen muchas posibilidades de atraer una respuesta correctiva, protectora o violenta de aquellos que no distinguen entre las comunidades físicas reales.
Los participantes experimentados en foros en línea saben que la forma más efectiva de disuadir a un trol normalmente es ignorarlo, ya que las respuestas animan a los auténticos trolls a continuar escribiendo mensajes disruptivos en dichos foros: de ahí el frecuente aviso de “Prohibido dar de comer al trol”. Muchos de los trolls están presentes en los medios de comunicación, a través de sus foros o participando en los comentarios de una noticia. La actitud debe ser ignorar al trol, pero muchas veces, dada la naturaleza humana de las personas que forman parte de la opinión pública, es difícil no responder o comentar ante un mensaje hostil de un trol.
Redes sociales y medios periodísticos
¿Cuánto han cambiado los medios de comunicación con la llegada de las redes sociales? ¿Cómo se materializa el poder de las redes sociales en la opinión pública? (campañas, leyes…) ¿Las discusiones, propuestas y debates de la audiencia en las redes sociales definen la agenda setting de los medios?
Rotundamente sí. Existen muchos casos que los medios sociales definen y, en muchos casos, modifican la agenda setting de los medios. Twitter es el principal exponente, tanto así que ya abundan investigaciones y tesis de maestría y doctoral sobre este fenómeno.
Actualmente, no existe un artículo que no este enlazado a través de una red social (Facebook, Twitter). Las noticias que emiten los periódicos se viralizan rápidamente a través de los medios sociales y ese es el objetivo que buscan los medios, dado que es la forma que tienen de demostrar que los accesos a sus contenidos de información va en aumento. Hay que tener en cuenta que la característica del periodismo en internet es definido como la gran conversación. El periodismo es una conversación que se da a través de los diferentes dispositivos que tienen los usuarios, a los recursos que proporcionan los medios sociales e internet y a la práctica de la interactividad cada vez más consolidada.
Así como en 1984, asistíamos a ver la Mediamorfosis, término acuñado por Roger Fidler, que define el proceso de cambio y transformación de la infraestructura de los medios de comunicación, de la misma forma, las redes sociales, emblema de la web 2.0, ha generado una transformación en la creación de las noticias.
Yo le denomino Infomorfosis, que, básicamente, significa el proceso de cambio y transformación de la información en su forma y contenido.
Es un hecho cada vez más real y expansivo, que se da escala global. Sucede en muchos países y en distintas sociedades. Tenemos casos muy sonados como la Primavera Árabe (Túnez, Egipto), el 15 M (España), Yo soy 132 (México), etc. Todos estos casos, y los que vendrán, son ejemplos de cómo las tecnologías disruptivas que conforman las redes sociales cambiaran el panorama político, social y económico de las sociedades democráticas.