Antonio Caño, director de El País, hace balance en una entrevista con la agencia EFE sobre sus primeros tres meses al frente del diario español, donde también habla del incierto futuro de los medios tradicionales y de la dificultad para rentabilizar en la actualidad los productos periodísticos.
Antonio Caño, director del diario español El País desde mayo de 2014, ha concedido una entrevista a EFE en la que afirma que «no existe en este momento, ni en España ni en el mundo, un modelo de negocio para los periódicos con garantía de éxito«. El diario que pilota es el segundo más leído de España tras el deportivo Marca (el primero generalista, con 1.770.000 lectores diarios, según el último EGM). Pese a eso, la caída de los lectores es constante en España desde el estallido de la crisis económica, a lo que se ha unido la reconversión de la industria hacia el modelo digital. «Si la línea de caída se mantiene al ritmo actual, es indiscutible que van a desaparecer [los periódicos en papel] y que lo harán pronto«, afirma Caño en la entrevista. Pese a ello, no entra en sus planes establecer un muro de pago (paywall), la fórmula que están experimentando diarios en Estados Unidos y Reino Unido, principalmente, para rentabilizar las noticias en la Red. «No existe en este momento, ni en España ni en el mundo, un modelo de negocio para los periódicos con garantía de éxito. Eso incluye los muros de pago. Algunos periódicos están teniendo relativo éxito, y en otros casos, no están teniendo ninguno o directamente están fracasando. Aún no tengo una decisión tomada sobre la implantación del muro de pago, estamos examinando el mercado, los resultados de ese modelo en distintos países, y en su momento tomaremos una decisión, aunque no existen garantías de que sea un modelo que avale la supervivencia y el éxito«, explica el periodista, quien ha sido corresponsal en Washington hasta su nombramiento como director del diario.
Pero la entrevista de Caño no se ciñe al tema económico y a las dificultades de los diarios, sino que también entra de lleno en una de las crisis perpetuas de la profesión: la mala imagen del periodismo, derivada del posicionamiento ideológico de los medios y de algunos de sus profesionales. Tajante al respecto, Caño afirma que «los periodistas deben estar, no solamente al margen de las causas políticas, sino al margen de todas las causas. Yo no creo en el periodismo combativo, ni creo en el periodismo social, ni creo en el periodismo con ningún adjetivo. Los periodistas tienen que limitarse a contar lo que pasa desde diferentes ángulos, tratando de aportar la mayor cantidad de datos posibles«. Como autocrítica, añade que uno de los problemas de la profesión es que «los periodistas escribimos para un círculo cerrado de lectores entre los que se encuentran los políticos y las personas influyentes y, a veces, nos olvidamos de que escribimos para los lectores, nuestros verdaderos dueños«. Estos males del periodismo afectan a la credibilidad, la base de su éxito, elemento que, según Caño, «es un bien que se pierde con mucha facilidad y recuperarla es difícil«.
Antonio Caño está llamado a renovar la redacción de El País, uno de los principales diarios de España y con una fuerte proyección internacional. En los años de crisis, El País se ha enfrentado a una caída en el número de diarios vendidos y a un receso en los ingresos publicitarios, dentro de un clima de turbulencias económicas derivada de la mala situación en que se encuentra Prisa, la empresa propietaria del diario. Pese a ello, en los últimos años El País ha seguido apostando por las nuevas tecnologías y ha lanzado una edición en portugués con el objetivo de entrar en el mercado brasileño, mientras que mantiene una redacción en México para trabajar durante la noche española en su web. Tras un ERE que dejó en la calle a más de un centenar de profesionales del periódico en 2012, El País renovó su lema: pasó a ser «El periódico global en español». Meses después se ha quedado, simplemente, como «El periódico global». Su vocación de diario internacional de referencia ya no se centra sólo en el idioma español (de ahí su edición en portugués o sus artículos en inglés), sino que se intuye también por su unión con varios diarios europeos para la publicación de artículos comunes sobre el presente y el futuro de Europa o para la publicación de grandes exclusivas, como fue el caso de los documentos de WikiLeaks.
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