Vía Cultura de Red.- Las tecnologías emergentes o disruptivas pueden proporcionar recursos que ayuden a los profesionales de los medios. Para ello, son los profesionales quienes deben abrazar estas tecnologías disruptivas, pero, lamentablemente no siempre es así. Por lo menos no en la magnitud deseada.
La convergencia tecnológica y estructural de los medios es una realidad, pero falta el reto más grande: lograr que la convergencia tecnológica y multimedia penetre en la mente de los profesionales de medios. Aun nos encontramos con dos factores que impiden este logro: 1) la obsolescencia del conocimiento que impera aun en algunas facultades y 2) la reticencia de muchos profesionales a abrazar el cambio.
Sin embargo, es bueno saber que hay en los estudiantes un caldo de cultivo efervescente, ávido de nuevos conocimientos y susceptible de adaptarse a los nuevos entornos digitales del ecosistema mediático. Entornos como la realidad virtual, drones, glass, e-book, videojuegos, transmedia, algoritmos, etc., consideradas como tecnologías emergentes disruptivas que son materia de exploración en laboratorios y centros de investigación e innovación para el desarrollo del nuevo periodismo y la comunicación digital.
Internet es el gran repositorio del conocimiento, aunque, al mismo tiempo, es también el gran desarrollo devastador (o disruptivo) puesto que toda tecnología emergente que nace o se crea, fagocita en torno a la red de redes. De ahí que, es importante abrazar cuanta tecnología exista para el beneficio de la profesión, dado que la Web y el periodismo actual, forman un conjunto cada vez más convergente, ya difícil de separar.
Las tecnologías emergentes brindan también nuevas oportunidades de desarrollo profesional y científico, por lo que es importante precisar algunas ideas que pueden ser el embrión de futuras investigaciones. Lo primero, y relacionado con Internet, independientemente de que seamos proclives a cualquier adaptación tecnológica, debe ser el asumir los cambios y adaptaciones con reflexión y madurez. No es oro todo lo que reluce e Internet (o la Web) también tiene sus desaciertos. Para ello, remito el libro de Nicolas Carr titulado: “Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”. Esta primera cuestión viene dada porque nosotros, los comunicadores (o neocomunicadores) debemos saber discernir los pros y contras del ecosistema digital y en función al conocimiento adquirido “separar el grano de la paja”.
Esta primera reflexión nos lleva a una segunda cuestión relacionada con el periodismo. Y aquí hago mía las reflexiones sobre la profesión periodística (y matizo, profesión) cuando afirmo que los profesionales de esta disciplina siempre van a ser necesarios y seguirán aportando gran dosis de información veraz e interpretada para una sociedad democrática cada vez más exigente e hiperconectada.
Esto significa que, aunque en la mayoría de los países, no se exija un carnet profesional para ejercer el periodismo, es importante que desde cada tribuna en donde nos encontremos, exijamos que el periodismo deba ser ejercido por profesionales que se han formado (ya sea en pregrado, grado, o postgrado) en las aulas universitarias. Sólo con la voz de cada uno/a en este sentido, lograremos que el periodismo sea considerado una profesión ejercida por titulados, guardianes de la verdad, de la información, de la palabra, dando fe de ello mediante artículos y reportajes de calidad, con contrastes de fuentes y plasmados con una brillante redacción. Porque el periodismo, independientemente de los clichés de moda que le hemos atribuido (ciberperiodismo, periodismo digital, inmersivo, de datos, 2.0, etc.) sigue siendo, en esencia, periodismo. El periodista profesional siempre debe tener el rol de articular todos los elementos alrededor de un tema para entregar una información estructurada, contrastada y enriquecedora para una audiencia que es parte de una sociedad red.
Este artículo es un extracto de la obra “Los Elementos del Ciberperiodismo y Nuevos medios” que se publicará en la editorial Síntesis en 2016. © Jesús Miguel Flores Vivar.