Vía Cultura de Red.- La sociedad global está expuesta no solo a los alcances tecnológicos y disruptivos, como es el caso de la inteligencia artificial, sino, tambien, a la desinformación, los bulos e información falsa (hoaxes) y no contrastada lo que trae como consecuencia la polarización en muchas sociedades del mundo y de ahí, la radicalización. Un peligro en ciernes que es importante debatir. Diversos estudios así lo demuestran.
El fenómeno de la desinformación unido a los desarrollos y evolución de la IA, forman un coctel de mucho riesgo para el periodismo y para los periodistas. Creemos que para seguir teniendo un periodismo (de calidad) veraz, como inequívoco derecho de los ciudadanos, es necesario reforzar la labor de los informadores que se dedican a esta actividad profesional: los periodistas. Y la forma de como estos se verán representados y salvaguardados sus derechos, puede -y debe- ser a través de un colegio de periodistas. Así, por ejemplo, la propuesta de un colegio de periodistas de Madrid, fija sus antecedentes en diversos profesionales y académicos (como el exdecano de la Facultad de Ciencias de la Información, catedrático Javier Fernandez del Moral), que enarbolaban esta idea a principios de la década de 2000. Lo siguiente es un texto reflexivo y argumentativo que intenta reflejar los motivos para retomar la propuesta de creación del colegio de periodistas de Madrid.
La formación académica del periodismo y la necesidad de un colegio de periodistas en la Era de la IA (*)
Atravesamos un cambio de época en donde el periodismo profesional es más necesario que nunca por lo que crece también la necesidad de un colegio de periodistas cuyos postulados éticos contrarresten el mal endémico de la desinformación en la Era de la IA. Y que dicho colegio vele porque la profesión periodística (no oficio) deba ser ejercido por titulados en esta disciplina, sean de grado o posgrado (máster o doctorado).
Hablar de profesión periodística es lo más apropiado frente a la denominación nostálgica y bohémica de “oficio periodístico”. La razón no es nueva. Viene argumentada por uno de los académicos de reconocido prestigio a nivel mundial, Philip Meyer, quien fuera profesor de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y creador del concepto de Periodismo de precisión (Precision Journalism).
Meyer, en un artículo publicado en 1996, titulado: “Why journalism needs Ph.D s. (¿Por qué el periodismo necesita doctorados?), destaca que “invertir en un grado -doctorado- en periodismo ayudará a que lo que hacemos sea una profesión y menos un arte”. Y, un doctorado es un título de investigación. Para Meyer (1996), los profesores de periodismo han estado motivados a descubrir nuevos conocimientos, no por la industria a la que servían, sino por el clima social de la academia, donde el profesor ideal se define no sólo por su capacidad de enseñar, sino por los nuevos conocimientos que crea. El escrito de Meyer, sirvió de base contextual en la memoria (29 de Julio de 2013) para la puesta en marcha del “DOCTORADO EN PERIODISMO” de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, realizado por el catedrático José Luis Dader García.
En una línea similar, Wolfgang Donsbach (2014), profesor de la Universidad Tecnológica de Dresden, Alemania, en un artículo titulado, “El periodismo como la nueva profesión del conocimiento y sus consecuencias para la formación periodística”, destaca la creciente generalización del periodismo profesional en la comunicación pública y define las funciones sociales fundamentales del periodismo: la validación y la realidad compartida. Donsbach (2014), al asignar al periodismo profesional el rol de la «nueva profesión del conocimiento», busca áreas de competencia que deberían impartirse en los programas académicos para dotar a la profesión de las habilidades necesarias y convertirla en una «profesión de facto».
Pero, el culmen de los aspectos formativos-académicos es el estudio publicado en 2015, titulado “Defining and Measuring Quality Journalism” (Definiendo y midiendo el periodismo de calidad) de Stephen Lacy, profesor de la Michigan State University y de Tom Rosenstiel, del American Press Institute. Para los autores, el periodismo de calidad ha cobrado una nueva urgencia a medida que la industria informativa experimenta su mayor disrupción, probablemente, desde los inicios del periodismo comercial. Como también sostiene Meyer (1996), las noticias ya no son competencia de un grupo limitado de organizaciones profesionales con valores generalmente consensuados o normas y formación comunes. Las nuevas editoriales, experimentando con diferentes tipos de narrativas y modelos de ingresos, están redefiniendo la «calidad» para captar audiencias.
En línea con los expertos mencionados, la tecnología digital, abanderadas por internet y la inteligencia artificial, permite a los actores políticos, grupos de interés y anunciantes producir su propio “periodismo”, diseñado para persuadir tanto como para informar, o incluso manipular. A esto se suma, el creciente poder de los ciudadanos -y de su influencia- para elegir las noticias que desean y actuar como productores y consumidores (prosumidores), lo que eleva la importancia de las preferencias de la audiencia a la hora de definir la calidad. La consecuencia de todo esto, ha impulsado la formación académica en información y comunicación y, específicamente, en el periodismo para influir en los gustos de la audiencia. En este escenario, de bajas barreras de acceso a la información y al mundo editorial y de las altas opciones de elección del consumidor y de su influenciable manipulación, surgen preguntas como ¿Qué es la calidad en el periodismo? ¿Quién es periodista?
En los tiempos actuales de IA, robotización y algoritmos, el trabajo del periodista es más complejo que simplemente transmitir información. Ahora el problema no es hacérsela llegar a la gente. Tenemos que preocuparnos por lo que les entra en la cabeza. Más aun, en lograr que la gente no solo consuma noticias, sino, que las entienda. Cada vez más investigadores académicos (Meyer, 1996; Flores-Vivar & García-Peñalvo, 2023) sostienen que la tecnología nos obliga a profesionalizarnos, queramos o no. Pero, con unos consabidos principios éticos y deontológicos, más necesarios que nunca. Algo que distingue a un profesional de un artesano es el conocimiento de la teoría, los principios que sustentan el funcionamiento de una profesión en toda regla.
Meyer (1996) remarca que un oficio se aprende por emulación: observando a un maestro actuar y luego imitándolo. Una profesión se aprende desde los principios básicos para que, cuando las cosas cambien, el profesional comprenda los cambios y adapte las técnicas.
Pese a esta situación del periodismo que, desde una perspectiva académica goza de buena salud -a tenor de la demanda de los estudios de grado, máster y doctorados en esta disciplina-, existen detractores de la titulación, cuyos argumentos se basan en que “para hacer un artículo periodístico no hace falta tanta formación académica” o “muchos profesionales no son titulados en periodismo, sin embargo, son buenos articulistas”, opiniones que incrementan el intrusismo en la profesión.
El intrusismo en la profesión periodística crece y viene siendo advertido por los propios profesionales de los medios e, incluso, por los estudiantes de periodismo de las facultades que imparten esta disciplina (y que en España suman más de cuarenta). A esto se suman los nombramientos a dedo en puestos o cargos en el entorno de la profesión periodística que, aunque en menor proporción, también suman, incluso, en el ámbito de los medios internacionales, ostentando cargos para los que no están cualificados.
Por todo esto, en España, crece también la necesidad -y las razones- de tener una organización profesional, como un Colegio de Periodistas, que aglutine a los profesionales y vele, en primer lugar, por proporcionar una información veraz a una sociedad sedienta de ella y, en segundo término, por los derechos de los profesionales. Y la tarea fundamental del colegio y de sus miembros, pasa porque deban ser capaces de autorregularse, sin caer en demagogias que son prácticas ajenas al periodismo de calidad.
Fuentes:
Donsbach, W. (2014) Journalism as the new knowledge profession and consequences for journalism Education. SAGE. DOI: 10.1177/1464884913491347
Flores Vivar, J. M., & García Peñalvo, F. J. (2023). Reflexiones sobre la ética, potencialidades y retos de la Inteligencia Artificial en el marco de la Educación de Calidad (ODS4). Comunicar: Revista Científica de Comunicación y Educación, 74, 37-47. https://doi.org/10.3916/C74-2023-03
Lacy, S. & Rosenstiel, T. (2015) Defining and Measuring Quality Journalism. Rutgers.
Meyer, P. (1996) Why journalism needs Ph.D?. Investing in advanced-degree programs will help make what we do more of a profession and less of a craft. The American Editor
(*) Este articulo forma parte de la investigación doctoral Ética y prospectiva de la inteligencia artificial. Doctorado en Formación en la Sociedad del Conocimiento. Universidad de Salamanca.
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COMO CITAR (APA 7)
Flores-Vivar, J.M. (9 de septiembre de 2025) En la Era de la IA (y de la desinformación), el ejercicio del periodismo debe ser refrendado por un colegio de periodistas. Cultura de Red (Blogs Fundación para el Conocimiento Madrid+d), [https://shorturl.at/NEZIb]